Este año
estoy leyendo bastantes libros de Patricia Highsmih para beneficio de mi
espíritu. Este bonito ejemplar de Anagrama fue un regalo de cumpleaños de parte
de buenos amigos. A suspensión of mercy se
publicó en 1965 y tiene como protagonistas a Sidney y Alicia, un matrimonio
bohemio que vive en el campo sin vecinos a su alrededor. Él es escritor pero
apenas ha tenido suerte en el mundo editorial y ella es pintora. Sus días
transcurren monótonos, cada uno con su oficio pero el día a día va sumando
silenciosamente pequeños rencores que se van acumulando en sus mentes.
Sidney
trabaja en un guión para la televisión con la colaboración de su amigo Alex que
trabaja para una editorial. Entre los dos crean personajes y tramas que no
terminan de ver la luz y que son constantemente puestos a prueba por sus
creadores. El peso de sus fracasos merma la autoestima de Sidney que la paga
con Alicia frecuentemente mientras que ella también descarga en su marido sus
propias frustraciones. Finalmente ambos deciden darse un tiempo y Alicia hace
las maletas mientras Sidney continúa escribiendo su nuevo guión. Una idea
seductora prende en la fértil imaginación del escritor. ¿Y si Alicia estuviera
muerta, cómo se las apañaría? Habría que deshacerse de las hipotéticas pruebas
y del hipotético cadáver, evitar los testigos, elaborar una coartada sólida.
Cuando las amistades preguntan por Alicia y él responde que ha ido a pasar unos
días con su madre, la gente le pide que le mande saludos pero cuando la propia
madre de Alicia llama para preguntar por su hija, Sidney le responde que no
sabe exactamente dónde ha ido.
¿Y si
imaginamos que hemos matado a alguien y hasta tenemos un plan estupendo? No has
matado a nadie. No pasa nada por imaginarlo, muchos escritores se valen de esto
para sus novelas. ¿Pero qué pasa cuando una mujer desaparece y el principal
sospechoso es un escritor que se llevaba mal con ella? ¿Por qué si dice que ha
ido a casa de su madre no ha ido realmente? ¿Es porque se ha dejado llevar por
sus fantasías? ¿Y si de verdad estuviera muerta? Patricia Highsmith nos
presenta un lío perfecto en el que dos personas aparentemente normales pueden
convertirse en el blanco de las sospechas de la policía y sobre todo el público
que siempre habla de lo que no sabe. No es la primera vez que vemos esto en
novelas de Highsmith, en El temblor de la
falsificación teníamos un planteamiento similar sobre si de verdad el
protagonista había asesinado a alguien. Tom Ripley se enfrenta constantemente a
este juego, nunca mejor dicho. Porque la imaginación puede jugarnos malas
pasadas y volverse peligrosa.
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